Anécdotas

Dedicamos esta sección a personajes singulares que habitaron en Torremolinos y a las anécdotas que recuerdan quienes vivieron aquellos años de esplendor.

Antonio D. Olano, escritor y cronista social, nos describe en su imprescindible Guia Secreta de la Costa del Sol (Edit. Al-Borak, Madrid, 1974) las desventuras de Peter Kent.- «Era el hombre de Pedro´s. En Torremolinos nunca hubo petróleo y Torremolinos está, ello es evidente, más lejos de Washington que Washington del Estado de Arizona. No obstante también llegaron aventureros y, entre ellos, Peter Kent, con nombre de personaje de cuentos infantiles . Él fue quien dio vitalidad al establecimiento y lo convertió en un lugar de moda. Un dia decidió «tomar las de Villadiego»- que en su caso fueron las de Tánger- y vendió dos veces su establecimiento, cosa que al parecer no hizo gracia a ninguno de los dos compradores, que se enredaron en pleitos judiciales y conseguieron que Peter Kent fuese buscado con requisitorias judiciales».

Peter kent torremolinos

Peter Kent. Revista Lookout

Uno de los antiguos camareros de Pedro´s recuerda que, cuando iba a venir un posible comprador, Kent invitaba a todo el mundo para que el local apareciera repleto.

Bar pedros camareros

Bar Pedro´s. Cedida por Enrique Rengel Rodríguez

Bar pedros

Bar Pedro´s. Cedida por Enrique Rengel Rodríguez

Tim Willoughby.– Lord Timothy Willoughby de Eresby, era hijo de los condes de Ancaster. Entre sus muchas aventuras, figuró la de protector de la música pop y participó en la promoción de The Beatles. Vino a vivir al Bajondillo, a la casa llamada «El Volcán». Y abrió una de las primeras discotecas de Torremolinos, Lali-Lali, que ocupaba parte del actual restaurante Antonxo. Lord Willoughby desapareció en el mar entre Cap Ferrat y Córcega en 1963, cuando contaba 28 años de edad.

Lord timothy willoughby

Lord Timothy Willoughby de Eresby. Fotografía de Desmond O´Neill

Ampliamos nosotros algunos datos: la relaciones públicas y socia de Lali-Lali era Mercedes, la esposa del modisto Elio Berhanyer. Pepe Carleton recordaba a Tim Willoughby «como muy guapo y distinguido, el primero que se puso pantalones rotos y cortes de pelo asimétricos». Por otra parte, el galerista británico Joey Mellen relata en sus memorias el grupo de amigos de lord Timothy Willoughby, un elegante círculo entre la modernidad y la decadencia: Michael Rayne y su futura esposa lady Jane Ormesby-Gore que vestían en su boutique a los nuevos grupos como The Beatles o The Rolling Stones; Sir Mark Palmer, paje de la Reina; el interiorista Chistopher Gibbs; el director de cine Kenneth Anger, entregado al ocultismo y autor del escandaloso libro Hollywood Babilonia; o Joshua MacMillan, un alucinado nieto del primer ministro británico. Su lugar favorito era Torremolinos, donde la hermana de Rayne, Shelagh, era dueña de un night club que llevaba su nombre. La localidad era el voluntario exilio de beatniks, bohemios de lujo y tempranos hippies que apreciaban los placeres diversos de Torremolinos.

La transexual April Ashley cuenta en sus memorias su relación con Tim Willoughby y relata su desaparición en el mar: jamás se encontró rastro del naufragio, pese a que su hermana Jane estuvo buscándo el yate denodadamente. En la Costa del Sol se especuló en que pudo haber amañado su desaparición. Una desaparición que dejó sin heredero el condado de Ancaster, el fastuoso castillo de Grimstorphe y una de las mayores fortunas del Reino Unido.

La hermana del joven lord, lady Jane Willoughby, tuvo que venir en varias ocasiones a liquidar los negocios y propiedades de su hermano en Torremolinos: Lali-Lali, la casa del Bajondillo e incluso Pedro´s sobre la cual Willoughby tenía porcentaje de propiedad. Y hubo de pagar una multa de 8.000 pesetas por la «orgía» celebrada en Pedro´s el día de San Valentín de 1964, según informó la revista Lookout.

De April Ashley recuerda Pepe Carleton sus estancias en Marbella, cuando al salir de las fiestas, se ponía a dirigir el tráfico junto a Sarah Churchill, la hija del primer ministro británico.

April ashley sarah churchill

April Ashley y Sarah Churchill

Shelagh Tennant, antes mencionada vino a España y fue modelo del modisto Elio Berhanyer, finalmente establecida en Torremolinos abrió el bar Shelagh´s en calle María Barrabino y se casó con el honorable David Tennant, hijo del barón Glenconner. Su testimonio es vital para conocer el Torremolinos de los años 60, pues su bar durante la noche era el equivalente a Pedro´s durante el día. Su madre, Marion Wrottesley fue una socialité muy conocida en Londres y también en la Costa del Sol.

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Marion Wrottesley y Shelagh Tennant. Cedida por Shelagh Tennant

La joyería de Frank Rebajes, de calle San Miguel tenía en su vitrina varios gatos persas vivos, que exhibían sus collares artesanos. Las piezas eran realizadas de forma artesanal. Era un afamado joyero que había dejado su lujosa tienda en la Quinta Avenida de Nueva York para instalarse en Torremolinos.

Joyeria rebajes torremolinos

Tienda de Rebajes en calle San Miguel. Cedida por Peri Shaw

Roger Vadim, en su libro de memorias Bardot, Deneuve, Fonda recuerda su estancia: «Nos trasladamos a Torremolinos, un pueblecito andaluz que se convertiría, pocos años después en una especie de Saint-Tropez español. En la película aparecía un pequeño asno que Brigitte Bardot bautizó Romeo. Al mudarnos no pudo resignarse a devolverlo a su propietario y acabó comprándolo. Como la gerencia del hotel no le permitió instalarlo en el garaje, lo subió a su habitación. Una mañana me hizo llamar. La encontré en la cama. El burro estaba tendido a su lado, encima de la colcha.»

Brigitte bardot torremolinos

Brigitte Bardot en La Carihuela, durante el rodaje de «Los joyeros del claro de luna»

Se dice que una infanta, hija del rey don Alfonso XIII se encontraba, en los días de la inauguración del hotel Pez Espada, con alguna copa de más.

Del Pez Espada recuerdan su etiqueta en los primeros años. Por ejemplo, para el aperitivo los caballeros debían vestir chaqueta blanca y corbata.

Torremolinos contaba con un cine en pleno centro de la localidad, con la particularidad de que en él se podía beber y fumar. Tenía una pequeña barra al fondo, y mesitas donde poner las copas.

Joaquín Ruiz de la Reina daba fiestas en su hacienda San Javier de Churriana (entre Málaga y Torremolinos) para lo más granado de la zona. La casa estaba decorada con muebles antiguos, y entre los cuadros destacaba un Van Dyck. Los criados servían con guantes blancos. El anfitrión –al que recuerdan amabilísimo y buen bebedor- repetía a las estiradas condesas suecas: “No más comida, nosotros solo bebemos.” Contrataba cinco taxis para trasladar a sus invitados desde Torremolinos.

Zapico, tal era su apellido, llegó a Torremolinos con sus túnicas con cola, que dos «esclavas» le llevaban por calle San Miguel.

¿Se magnificó el mito de las nórdicas ligando con los españoles? Algunos no lo recuerdan precisamente como una leyenda al rememorar el pasaje Zacatín y el éxito con las turistas de muchos galanes de la época.

Enrique berral

Enrique Berral y amiga. Cedida por Thalia Berral

John Lennon y el manager de The Beatles, Brian Epstein, visitaron Torremolinos en 1963. El propio Lennon lo narra en sus memorias, donde aborda el tema gay: «Me fui de vacaciones a España con Brian Epstein, y circuló el rumor de que teníamos una relaciona amorosa. Bueno, fue casi una relación amorosa, pero no del todo. Nunca se consumó. Pero fue una relación muy intensa. Fue mi primera experiencia con un homosexual que yo sabía que lo era… Solíamos sentarnos en un café de Torremolinos mirando a todos los chicos y yo decía: ¿Te gusta éste? ¿O este otro? yo más bien disfrutaba con la experiencia, pensando todo el rato como un escritor: “Estoy experimentando ésto”.»

Brian Epstein volvería en diversas ocasiones hasta su muerte en 1967. Shelagh Tennant que conoció a ambos, da fe de que Brian Epstein siempre estuvo enamorado de John Lennon.

Una de las más elegantes y bellas visitantes era la exiliada Reina Geraldine de Albania. Se alojaba por lo general en casa de la familia Von Haartman, en Churriana, ya que la esposa –nacida Condesa Zichy- pertenecía a la nobleza húngara al igual que la reina, y ambas se conocían desde niñas.

Un gobernador civil de Málaga, bajo el franquismo, orquestó una de las más sonadas redadas en 1971. Dos furgones policiales se apostaron en cada salida del pasaje Begoña, y todos los que estaban allí fueron detenidos. Se dice que los celos de su mujer fueron origen de la redada. Diverdas embajadas extranjeras protestaron ante el gobierno español.

Algunos recuerdan las ocasionales redadas del Torremolinos de los setenta casi como una fiesta. Estas redadas tenían como objeto contentar a los conservadores más recalcitrantes del régimen, pero los detenidos eran puestos en libertad al día siguiente. No obstante, muchos se fueron de Torremolinos por este motivo, y algunos se instalaron en Ibiza.

Durante una de las redadas que habitualmente hacía la policía en Torremolinos, bajo el franquismo, ven de repente correr hacia el furgón policial a Miguel de Bonanza, La Miguela, conocido transformista. Y al preguntarle a donde iba corriendo, respondió: «es que esta vez quiero ir sentada».

Miguel de bonanza

Miguel de Bonanza

Arturo, bailarín del show de flamenco y transformismo de Miguel de Bonanza en Benalmádena, al terminar el espectáculo se iba a Torremolinos sin quitarse siquiera el maquillaje, y en la barra del drugstore Noche y Día bebía ginebra sin límite.

En el extranjero se remitía una carta a Torremolinos sin colocar provincia ni país, y llegaba a su destino.

El Rally Costa del Sol era un peculiar circuito automovilístico en el que los conductores iban por toda la costa, haciendo paradas para bailar y tomar copas.

Rally costa del sol

Parada del Rally Costa del Sol
Rocío Díaz Montenegro y Ricardo Plazas.
Cedida por Antonio Plazas

Torremolinos contó con su propio museo de cera: se denominaba “Museo de Cera de Londres” (“London Wax Museum”) porque era nada menos que una sucursal del famoso museo de Madame Tussaud. Contaba con seis secciones: historia, toreo, fantasía, literatura, flamenco y horrores.

Museo cera torremolinos

Museo de Cera (1972). Fotograma del reportaje: «Costa del Sol malagueña»,
Filmoteca Española/RTVE

Wax museum torremolinos

Caperucita Roja y el Lobo, Museo de Cera de Torremolinos

Yolo, presentador-cantante de la discoteca
El Madrigal, Benalmádena (1971)

Las etiquetas para el equipaje del hotel Pez Espada se pagaban en el extranjero a un alto precio. Los snobs podían presumir así de haber estado en el Pez Espada.

Un turista ebrio o drogado formó un gran escándalo en la costa, disparando tiros al aire y estrellándose con su coche. En la comisaría no lograban entenderle; finalmente un médico que hablaba francés lo creyó cuando afirmaba ser el barón de Rotschild y estar alojado en el Pez Espada. El hotel envió de inmediato un vehículo para recogerlo. Esta anécdota nos la han referido los sobrinos del médico, Diego Rosado, que pasó a ser médico personal del barón tras el incidente.

Un camarero del restaurante La Brocherie, Manu, acudía a tomar nota a los clientes con unas pestañas postizas colocadas y un pepino en la mano que usaba a modo de micro.

Mayte Ducoup, de Pourquoi pas? fue testigo una fiesta privada que se celebró con el lema “todos desnudos de cintura para arriba”. A las tantas de la madrugada se decidió hacer extensiva la consigna a la cintura hacia abajo.

Mayte ducoup

Mayte Ducoup. Bar Pour quoi pas?

Una japonesa se llevaba pescado crudo a las discotecas y se lo comía delante de los demás clientes para llamar la atención. Todavía no había cundido la moda del sushi.

La Fiesta del hombre de las cavernas celebrada en una residencia de Torremolinos en 1957 tuvo tanta repercusión que fue incluso reseñada en The New York Times.

Pablito presumía de ser el primer chino que montó un restaurante chino en España. Como «decoración» sentaba en la puerta a sus abuelos, vestidos ambos con kimonos, abanicos, sombreros. Luego tuvo una tienda de productos orientales en el centro de Torremolinos.

Ya hemos relatado que la discoteca Barbarela tenía la forma redondeada de un platillo volante. Poco después se edificó un ambulatorio en la ciudad de Málaga al que los malagueños apodaron «Barbarela» por su semejanza con la discoteca, nombre por el que aún es conocido. Una óptica situada frente al ambulatorio escogió el nombre de Barbarela por su cercanía al centro médico, y tiene hoy abiertas diversas sucursales en la capital malagueña con el nombre de «Óptica Barbarela».

Antonio Marques fue maitre de la sala de fiestas El Remo. Con 600.000 pesetas que le regaló una prima del Sha de Persia, pudo poner su chiringuito en la plaza del Remo de la Carihuela, donde conquistó a la nobleza con sus guisos caseros.

El Papagayo fue la sala de fiestas que montó el barón de Gotor en la bajada desde la recién construida Nogalera (bajada del cementerio) cerca de la playa. A la inauguración asistieron su hermano el Marqués de Villaverde y, por unas horas, el mismísimo general Franco, lo que provocó el corte de numerosas calles.

Cartel torremolinos

Prospecto publicitario (1962)

La feria de Torremolinos de 1976 recogía entre sus actos la carrera de camareros en calle San Miguel, con premios a los vencedores: “Todos los participantes deberán estar perfectamente uniformados y portar la correspondiente bandeja.

El periodista Francisco Cortés (SUR 03/09/03) recuerda la siguiente anécdota: en la sala de fiestas Los Violines actuó Sara Montiel en su época de máximo esplendor. Cantando una de sus canciones «y para darle más sensualidad no se le ocurrió otra cosa que sentarse en las rodillas de uno de los espectadores de primera fila y éste, que había bebido más de la cuenta, agarro con sus manos los pechos de la Montiel y como si fueran unas bocinas gritó ¡Pó, pó!. Ya se pueden imaginar la que se formó en la sala y la indignación de Sara, que lo quería matar a golpes con el micrófono.

Muchos comparan la Costa del Sol con California. El director de cine Jess Franco ha relatado (El País de las Tentaciones 25/07/03) que trajo para un rodaje al actor norteamericano Mike Connors, que no había salido de California. En el trayecto del aeropuerto a Torremolinos exclamó: «¡He hecho 12.000 kilómetros para llegar a mi casa!».

Durante años, Torremolinos fue lugar de ocio de soldados norteamericanos que llegaban en barcos de su armada o venían de la base de Rota. Se alojaban en hoteles como El Gallo Rojo o Tres torres. Muchos consumían alcohol, se hacían tatuajes y frecuentaban chicas de alterne. Dejaban alegría y grandes propinas a su paso y, cuando se desmadraban, aparecía su Policía Militar repartiendo guantazos. En el hotel Tres Torres tenía su cuartel general la organización U.S.O. que daba soporte e información a las tropas estadounidenses en el extranjero. Los traían en autobuses desde el puerto de Málaga a Torremolinos y se encargaban del cambio, información, descuentos.

Soldados americanos

Soldados norteamericanos. Cedida por Peter Theune

En una villa de Montemar, que aún sigue en pie, vivió hace años la viuda del último embajador del Zar de Rusia en España. Algunos vecinos aún recuerdan los muebles de madera tallados con el águila imperial.

Solicitaban fotografías dedicadas al muy chic duque de Windsor y, a través de su secretario, cobraba por firmarlas.

Imposible hablar de Torremolinos sin olvidar los autobuses Portillo, la línea que unía y aún une la Costa. A uno de los vehículos se le llamaba «Al Capone» por su forma peculiar, era el único que resistía las lluvias e inundaciones. El último autobús de vuelta de Torremolinos a Málaga partía a las 4,30 de la madrugada, y se le denominaba «el turno ye-yé».

El Titi era uno de los personajes pintorescos y entrañables de Torremolinos, se creía una motocicleta, y era protegido por la familia Bismarck. Los torremolineros incluso le reservaban su plaza de aparcamiento imaginaria.

El cantante flamenco-kitsch Emilio el Moro incluía la siguiente letra en uno de sus fandangos: «Porque allí no hay faldas mini / me gusta Torremolinos/ porque allí no hay faldas mini / las suecas por los caminos / van luciendo sus bikinis / y qué bikinis, amigo». Emilio el Moro, por cierto, era propietario de una tienda de helados al final de calle Aladino.

El beach-club del hotel Tropicana, incluía una pequeñísima boutique en la playa, en la que vendían bikinis dos bellísimas chicas: Nati Abascal (más tarde duquesa de Feria) y su hermana gemela Ana María.

Torremolinos es citado en sus letras por diversos cantantes: de Dorothy Squires, Iljan Darc, Pía Beck, Ana Quiro, Gert & Hermien; y, ya en los años ochenta Tracey Ullman, Jacques Herb, Tanja Jonak, y el grupo Soft Cell.

A otros muchos productos de la época se les dió el nombre de Torremolinos. En este caso se trata de patrón para elaborar un bolso de playa con el nombre de la localidad.

Bolso raffene

El travestí francés Coccinelle actuaba en Le Fiacre y, según recuerda Remi Fernández Campoy, iba a la tienda de discos Mi-Sol en calle San Miguel para elegir discos para sus números, y les bailaba las canciones en la tienda. Participó en el rodaje de la película Días de Viejo Color, en Torremolinos.

La pizzería Piccola Roma, en la avenida de Benyamina, años setenta, no tenía nada que envidiar al mejor de los peplum. Las camareras iban vestidas de romanas, había estatuas, música en directo, era un sitio espectacular.

En 1979 en el jardín del edificio Castillo de Santa Clara se inauguró el Jardín de Adán y Eva, el primer espacio nudista en un establecimiento turístico español.

El restaurante El Gato Viudo, que continúa con el mismo nombre como bar, tuvo como primera propietaria a Consuelo Trigo Seco, hija del escritor Felipe Seco (autor, entre otros libros de Jarrapellejos, obra llevada al cine). El nombre del bar se debe a un gato real que tenía la dueña, un lustroso gato color canela. Según información facilitada por Manuel Fernández Muñoz.

El gato viudo

Pueblo Andaluz de La Nogalera. A la dcha. El Gato Viudo

Ramón Cadenas vivió una anécdota con Miguel de los Reyes en Torremolinos, años 60. Ramón trabajaba de camarero en el bar La Cacerola, en el pueblo andaluz de La Nogalera y era su último día de trabajo antes de marchar al servicio militar. Miguel de los Reyes, ya célebre cantaor, descolgó un sombrero que había en la pared del bar como decoración y lo pasó a los clientes diciendo: «¡¡Venga, poned dinero, que el niño se va a la mili!!». El sombrero se llenó de billetes para Ramón.

Era sorprendente la libertad gay, en pleno franquismo, en el Torremolinos de los años 60. Era un espectáculo ver a los gays ingleses bajar las escaleras del cementerio, camino de la playa, con enormes pamelas de fieltro negro y grandes bolsos de cuero. Había mucho ambiente gay en la playa -y los chiringuitos, Cerdán, Los Periquitos- hasta la Roca de Santa Clara. Por las tardes corrían las botellas de champagne. Las redadas policiales a principios de los años 70 acabaron con esa tolerancia.

La cueva de aladino

Bar La Cueva de Aladino. Cedida por Ramón Cadena

El escritor y activista político Hugh Slatter cita Torremolinos en su novela Los Herejes, sitúa en la localidad una granja de experimentación con simios.

Donald Munson, joven escritor, llegó a Torremolinos en los años 60 en un coche con matrícula griega y con un disparo en el parabrisas. Lo acompañaba Anne Wright, luego pintora de la Royal Academy.

Donald munson

Donald Munson en Kata Club (1962). Cedida por Gerardo Mongelli

El periodista y escritor Luis Carandell realizó un artículo sobre el negocio de la droga en Torremolinos, publicado en La Actualidad Española, en agosto de 1967. Presionado por la policía para que revelara sus fuentes, hubo de desdecirse y alegar que había inventado el artículo.

El francés Patrice Devars montó un salón de peluquería para señoras en calle Casablanca. Su estancia en Torremolinos, a finales de los años 60 y principios de los 70, la ha narrado en el libro Coup de foudre a Torremolinos. Narra de forma explícita la relación con las drogas en la época: cómo se fumaba marihuana tranquilamente en la terraza de bares como V.I.P., las fiestas de ácido, la compra sin receta de anfetaminas en las farmacias (el Bustaid) que se utilizaba para ir a bailar.

Patrice devars

Patrice Devars en su peluquería con una clienta

El 25 de abril de 1967 nació en Utrech el príncipe Guillermo Alejandro, heredero de los Países Bajos (actual rey). La comunidad holandesa de Torremolinos lo celebró esa noche con alborozo y etiqueta (ellas con vestido de noche, ellos de esmoquin) en The Blue Note, el piano-bar de la holandesa más famosa de la localidad, Pía Beck. La celebración incluyó numerosos «¡hurras!», y «La Polonesa», danza popular en Holanda, que se baila en ocasiones festivas, y que fue dirigida por el joven actor y futbolista Hans Boskamp. De toda esta divertida noche ha dejado memoria el pintor Jacques Magendans.

Un coche de la perrera paro a unos metros de la terraza del bar Central, en los años 60, y el empleado fue a capturar un perro. Una anciana inglesa que estaba en el bar, se levantó y abrió la puerta a los canes, que huyeron en todas las direcciones; mientras todo el público del bar Central le aplaudía. Al rato volvió el perrero trayendo un perro pequeño del lazo. Cuando vio que todos habían escapado, se encogió de hombros y soltó también al perrito.

 


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